Pego mi última calada al cigarro, tú me miras desde la otra
punta de la habitación, sentada en la cama en una esquina arrinconada, con
falta de ropa y un cuerpo destemplado, con pupilas dilatadas por unas cositas
que anteriormente nos hemos fumado, me miras pidiéndome una única cosa y es
algo que quiero darte.
Me acerco no muy deprisa, me gusta hacerme de rogar, te beso
y consigo quitarte la poca ropa que llevas. Quiero llevar yo las riendas de
este encuentro así que te ato a la cama y te vendo los ojos, aun no he empezado
a tocarte, pero si empiezo a besarte, beso tus labios, tu cuello, muerdo tu
hombro y beso tu vientre, bajo, bajo mas, y beso poquito a poco tu ingle, me
hago de rogar pero termino comiéndote el corazón, un corazón que se va haciendo
más grande y que te hace respirar más fuerte de lo normal, te destapo los ojos
y sigo comiéndote el corazón, mientras te miro a los ojos, miro esas caras que
pones mientras te estremeces y me suplicas que te suelte ya.
Consigues escaparte de los nudos que te atan a la cama, me
subes hasta tu boca y me besas de una manera que me enciende, lamo tu lengua y
te doy un poquito de tu interior. Me tocas te toco, respiras, respiras más
fuerte, mucho más fuerte y terminas con un pequeño, disimulado y humilde gemido.
Y todo esto, mientras follamos al son del Jazz.
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